¿Qué pasa al morir en nuestro cerebro?

El cerebro siempre ha sido una de las partes más fascinantes del cuerpo humano, porque entendemos que es el órgano que nos permite ser como somos, pensar, razonar, entender las cosas y conseguir llegar a donde estamos ahora mismo. Desde propio descubrimiento del fuego a los últimos avances en microbiología, el cerebro nos ha ayudado a desarrollar nuestra cultura, nuestra sociedad, otorgándonos esa inteligencia que parece única para el ser humano, al menos a este nivel. Desde hace siglos estamos intentando estudiar todo lo que tenga que ver con nuestro cerebro, sobre todo en las últimas décadas a través de la neurología, sin embargo, nos encontramos ya de entrada con una paradoja interesante: ¿podemos conocerlo todo sobre el cerebro estudiándolo con el propio objeto de estudio?

Tal vez sea esa barrera uno de los motivos que ha hecho que todavía no sepamos tanto sobre el potencial cerebral que tenemos, y que sin lugar a dudas se está desarrollando. ¿Somos cada vez más listos? ¿Evoluciona también el cerebro humano? Estas preguntas se tratan de responder a través de estudios e investigaciones que se llevan a cabo desde hace décadas, buscando respuestas, soluciones a esos misterios que siempre nos han llamado la atención. Antes se creía firmemente que el alma o la conciencia vivían en el pecho, en el corazón, o incluso por todo el cuerpo. Ahora sabemos que es nuestro cerebro el que genera todo ese potencial, y esto nos lleva a investigar qué ocurre cuando nuestro cuerpo deja de darle soporte vital y muere. ¿Es la muerte cerebral definitiva? ¿Podemos saber, a través de nuestro cerebro, que estamos muriendo?

El cerebro minutos antes de morir

Durante décadas, los investigadores han intentado desentrañar los misterios que guarda nuestro propio cerebro, utilizando para ello el objeto de estudio. Es como investigar qué es Internet utilizando Internet. Sin embargo, se han llegado a numerosas conclusiones muy interesantes, y sobre todo, se han hecho descubrimientos sorprendentes sobre la actividad cerebral y cómo nos afecta cada estímulo del exterior. Qué le ocurre a nuestro cerebro cuando amamos, cuando odiamos, cuando estamos asustados, cuando estamos ansiosos, cuando dormimos… o cuando estamos a punto de morir. De hecho, se sabe que el cerebro se puede mantener unos minutos todavía activo, una vez que el resto del cuerpo ha dejado de dar señales de vida.

Si utilizamos una comparación informática podríamos afirmar que claramente nuestro cerebro funciona como el procesador de nuestro organismo, y de hecho, será lo último en apagarse cuando nuestro “sistema” se pierda. Son muchas las posibilidades que nos llevan a ese indeseado final, desde accidentes a enfermedades que devastan nuestro organismo. De hecho, en muchas ocasiones, los propios médicos no se ponen de acuerdo ni siquiera para marcar el momento de la muerte. Para muchos es cuando el cuerpo no da signos vitales, para otros, solo cuando la actividad cerebral se ha apagado del todo. Ambas cosas pueden ocurrir separadas por un intervalo de tiempo de apenas unos minutos, suficientes como para estudiar qué es lo que ocurre en nuestro cerebro en ese momento, cuando el cuerpo ya no está funcionando, y solo queda un rastro de actividad cerebral.

¿Qué pasa con nuestro cerebro al morir?

Es en este punto, cuando el cuerpo ya no da señales de vida pero el cerebro todavía sigue funcionando, aunque no de manera total, cuando se produce un hecho que ha sorprendido a los investigadores de todo el mundo: nuestro cerebro sigue funcionando durante unos minutos, y es muy posible que sigamos teniendo conciencia, al menos en el sentido estricto de la palabra. Eso sí, el desenlace suele ser fatal, y aunque algunos estudiosos afirmen que ese periodo todavía puede ser reversible, al menos en cierta manera, lo cierto es que los daños provocados por la inactividad del organismo afectan a la funcionalidad del propio cerebro, provocando lo que se conoce como un tsunami cerebral, una última oleada de actividad eléctrica entre neuronas dentro del propio cerebro, justo antes de llegar a la muerte cerebral definitiva.

El caso es que hay ocasiones en las que estamos “clínicamente muertos”, pero nuestro cerebro puede seguir funcionando. De hecho, personas con paros cardíacos, con problemas que han podido ser reversibles y recuperables, han “vuelto a la vida” después de que su organismo estuviera sin actividad durante varios minutos, con la salvedad del propio cerebro. Hablamos aquí de las famosas ECM, experiencias cercanas a la muerte, que son un terreno realmente farragoso y todavía muy controvertido. Miles de pacientes que han pasado por dichas experiencias aseguran que, durante el tiempo que estuvieron “muertos” seguían teniendo conciencia de todo lo que estaba pasando, como si fueran capaces de seguir recibiendo estímulos, sobre todo visuales y auditivos, y entenderlos porque el propio cerebro, como ya hemos visto, seguía en funcionamiento. Si estas personas no pueden ser recuperadas se produce esa última oleada de energía entre neuronas y el cerebro finalmente se apaga, certificando inevitablemente la muerte del paciente.

Conciencia después de la muerte ¿verdad o mito?

Una de las preguntas que siempre nos hemos hecho con respecto a lo que somos es adónde vamos cuando todo esto termina. Sabemos que la vida es la que es, pero al final, cuando morimos, ¿qué hay más allá? Muchas de las grandes ideas del ser humano, desde la religión a la cultura, se han basado precisamente en este concepto de Más Allá. Seguimos en la búsqueda de una respuesta clara pero lo que sí parece evidente es que nuestro cerebro se mantiene activo al menos unos minutos después de nuestro muerte “oficial”. Algunos investigadores canadienses comprobaron que, tras quitar el soporte vital a algunos pacientes, su cerebro todavía seguía produciendo actividad, ondas electromagnéticas que sugerían que seguía en funcionamiento.

¿Quiere decir esto que tenemos conciencia después de la muerte? Habría que aclarar aquí el concepto de “muerte”, porque como decimos, solo cuando el cerebro se apaga por completo podemos asegurar que estamos muertos del todo. También tendríamos que significar muy bien lo que es la conciencia, ya que una simple actividad cerebral no tiene por qué suponer que seamos conscientes de lo que nos ocurre y estemos entendiendo todo, como si estuviéramos despiertos. Sin embargo, las experiencias de algunos pacientes sí que apuntan a esa respuesta, al asegurar que podían ver y oír todo lo que les ocurría mientras estaban en paro cardíaco, o prácticamente muertos, salvo por su actividad cerebral. Eso sí, no podemos saber qué es lo que ocurre con la conciencia una vez el cerebro se apaga. Eso sigue siendo un gran misterio.