Hospitales psiquiátricos ¿cómo son estos centros?

Los trastornos mentales y enfermedades que tienen que ver con la estabilidad emocional siempre han llenado de miedo y fascinación a partes iguales. Y es que la medicina solo ha logrado desentrañar los secretos de este tipo de trastornos en los últimos cien años, aportando un poco de luz a lo que antes simplemente se consideraba como una desviación, locura sin más, o en los casos más extremos, incluso posesión demoníaca. Mientras la ciencia seguía avanzando imparable en otros campos, es cierto que en la psiquiatría y psicología tuvimos que esperar mucho más para encontrar una verdadera base que nos sirviese para entender este tipo de trastornos, y poder tratarlos en condiciones. Esto es algo aún más reciente, y es que hasta hace poco, las personas con problemas mentales eran poco más que unos apestados que debían ser recluidos para siempre.

Los manicomios eran lugares terribles donde se enviaba a estas personas, o a cualquiera que la sociedad entendiera que podía padecer una enfermedad de este tipo, ya que por desgracia, muchos acabaron en ellos solo  por tener una orientación sexual diferente. En las últimas décadas, la necesidad de redirigir esos tratamientos hacia la recuperación, y no tanto hacia la reclusión de los pacientes, ha generado también la aparición de los hospitales psiquiátricos, la versión moderna de esos antiguos manicomios, donde el trato a los pacientes es infinitamente mejor y se busca solventar sus problemas, en lugar de ocultar a esas personas de

la sociedad. En este artículo vamos a hablar de esa evolución y de cómo han cambiado las cosas en el tratamiento de los trastornos mentales. 

Primeros establecimientos de salud mental

Las enfermedades mentales son tan antiguas como el propio ser humano, y por desgracia, llevan afectándonos desde nuestro albor. Sin embargo, no ha sido hasta el siglo XX que la medicina, a través de la psiquiatría, ha logrado entender mejor este tipo de dolencias mentales, y a través de diferentes métodos, tratar de darles solución o al menos mitigarlas para hacer que la vida de quien las sufre sea medianamente normal. Ya en la Antigüedad encontramos ejemplos de “casas de locos”, templos y lugares cerrados donde la gente se recluía motu proprio, o eran enviados después de mostrar síntomas de enfermedad mental o locura. Aquí no se llevaba a cabo ningún tratamiento, simplemente servía como “escondite” para que esas personas estuvieran alejadas de la sociedad, estigmatizando por completo este tipo de problemas.

La ‘desmanicomialización’

A lo largo de la historia, esas casas de locos se convirtieron en los llamados manicomios, que en realidad no variaban mucho en su función restrictiva de los pacientes. Estos manicomios eran usualmente atendidos por órdenes cristianas, gracias al apoyo de la propia Iglesia o de los señores de cada región. El trato a los pacientes era absolutamente denigrante, ya que tampoco se tenía un entendimiento real de lo que son estas enfermedades. Muchos de ellos eran simplemente atados o encerrados en celdas, para mantenerlos alejados de los demás, sin el más mínimo tratamiento. Hubo que esperar hasta la década de los 60 para que estos manicomios empezaran a desaparecer para dar paso a unas instituciones psiquiátricas donde el trato a los pacientes era mucho más humano, y su tratamiento más efectivo, gracias a los avances en psiquiatría y los nuevos modelos de sanación mental.

Tratamientos y cuidados de pacientes

Actualmente, la idea de recluirse en un hospital psiquiátrico supone estar alojado en una institución donde nos van a ayudar a superar nuestro trastorno mental, a través de diferentes metodologías. Los pacientes pueden recibir visitas y están en contacto con el mundo exterior, si su dolencia no es extremadamente grave. Sin embargo, este tipo de tratamientos solo se vienen dando desde hace unas décadas. Anteriormente, los pacientes de estas instituciones, cuando todavía eran consideradas como manicomios, parecían más presos que enfermos, ya que la verdadera función de esos desoladores lugares era apartar a los “locos” de la sociedad, para que no supusieran un peligro. Hasta el siglo XX no se entendió que este tipo de trastornos pueden ser curados a través de terapia, y aun así hubieron de pasar décadas hasta que la mayoría de hospitales psiquiátricos se pusieran al día con esos tratamientos.

Hospitales psiquiátricos modernos

Por fortuna, aquellos tiempos oscuros parecen haber quedado definitivamente atrás, y hoy por hoy los hospitales psiquiátricos son lugares mucho más saludables, luminosos y realmente reparadores. Todavía siguen apareciendo algunos casos de hospitales de este tipo donde se maltrata de forma inhumana a los pacientes, porque es cierto que lidiar con según qué tipo de personas con trastornos mentales puede ser muy duro, pero son cada vez menos. Los tratamientos psiquiátricos modernos suelen ser bastante efectivos en la mayoría de los casos, y las terapias que se llevan a cabo en ellos están muy controladas por especialistas, que buscan desentrañar los secretos de ese tipo de enfermedad para sanar a la persona que la sufre, y que pueda reincorporarse a la sociedad llevando una vida totalmente plena y normal.

Cuándo acudir a un hospital psiquiátrico

El estigma de los hospitales psiquiátricos, sin embargo, sigue bastante vigente en nuestra sociedad. Durante siglos, las personas con problemas mentales han sido literalmente apartadas y escondidas en este tipo de centros. Aunque la situación ha cambiado  y por fin la perspectiva está siendo mucho más amplia, la mayoría de la población sigue mirando con reticencia estos centros, porque aquí es donde están encerrados los «locos». Sin embargo, cualquier persona que pueda sufrir un trastorno mental, desde una depresión a la anorexia o la bulimia, pasando por algo más grave como indicios de esquizofrenia o trastorno bipolar, debería plantearse el entrar por su propia cuenta a este tipo de centros, ya que aquí recibirá la ayuda que necesita para curarse de su dolencia. Visitar al psicólogo o al psiquiatra es el primer paso que debemos dar si pensamos que podemos estar afectados por este tipo de trastornos.