Abstinencia sexual y sus consecuencias en la salud mental

Después de seis años juntos y de estar a punto de casarse, Marta y Rodrigo decidieron dejar su relación de mutuo acuerdo. Había algo que no terminaba de funcionar entre los dos, incluso después de haberse conocido de una manera tan profunda e íntima en ese tiempo. No había terceras personas, ni infidelidades. La rutina, como tantas veces pasa, había hecho mella en la relación, y poco a poco había ido diluyendo ese amor que sentían el uno por el otro. Al principio no podían estar separados más de unas pocas horas. Después de esos seis años, llegaban a casa y sencillamente se sentaban juntos en el sofá, o dormían en la misma cama, pero casi sin tocarse. La vida les había cambiado, se había vuelto más compleja, más difícil, y en lugar de refugiarse el uno en el otro decidieron alejarse, o tal vez no pudieron evitarlo. Cuando rompieron, llevaban más de tres meses sin sexo, y estuvieron de acuerdo en que aquello ya no tenía solución.

La actividad sexual es uno de los puntos que más unen a una pareja, por más que muchos intenten rebajar su importancia dentro de cualquier relación. Si solo ves el sexo como algo lujurioso y pecaminoso, casi vulgar, no podrás llegar a entender jamás cómo sirve para cohesionar las emociones y los impulsos que sentimos. Porque el sexo va mucho más allá de un simple coito, y puede ser una vía de escape para los problemas de pareja, pero también una forma de conexión como ninguna otra que exista. De hecho, cuando el sexo está fallando en una pareja, todo lo demás comienza a ir mal. La necesidad de ese afecto, de esa conexión intensa entre los cuerpos, se hace imprescindible, por más amor y cariño que haya. Y no ocurre solo dentro de una pareja estable. Las personas que llevan tiempo sin practicar sexo pueden ser más proclives a sufrir problemas como ansiedad, depresión o estrés, además de baja autoestima y limitaciones sociales.

Leer Mas